domingo, 20 de abril de 2014

sábado, 19 de abril de 2014

PROYECTO 8

"TESTIMONIOS DE LA RUTA PERSONAL"


PRODUCTO: BIOGRAFÍA PARA COMPARTIR CON OTROS


VIDA Y OBRA DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ




Español




24/01/2014




PROFESORA: MARGARITA GALLARDO DE LA ROSA


ALUMNA(O): GABRIELA LOPEZ RUIZ
ESC. SEC. TEC. 109 ANAHUACALLI
GRADO Y GRUPO: “2°E”
CICLO ESCOLAR: 2014-2013



VIDA Y OBRA DE SOR JUANA  INES DE LA CRUZ
SOR JUANA INES DE LA CRUZ
Sor Juana/ fue una religiosa y novohispana
Ella/ nació en 1651 el 12 de noviembre
Recibió/ el seudónimo de la décima musa
Juana Inés/ aprendió a leer y escribir a los tres años
En 1667/ ingreso a la vida monástica
Sor Juana/ destacó destaco un lugar en la literatura
La obra de Sor Juana va de lo religioso a lo profano
PRIMEROS AÑOS
Los padres/ de Sor Juana fueran Pedro Manuel de Asbaje y Isabel Ramírez de Santillana
Sus padres/ nunca se unieron en matrimonio
Sor Juana/ fue la menor de las tres hijas
Ella/ pasó su infancia entre Amecameca
Sor Juana/ aprendió náhuatl con los esclavos de la hacienda de su abuelo
En 1656/ muere su abuelo
Leyó/ los clásicos del momento
Ganó/ un libro por una loa compuesta al Santísimo Sacramento
ADOLESCENCIA
Vivió/ con María Ramírez y Juan de Mata                                                                
En 1664/ comienza su periodo en la corte que terminara con su vida religiosa
Sor Juana / ingresó a la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo
Desarrollo/ su intelecto y capacidades literarias
 Ella/ escribía  sonetos, poemas y elegías fúnebres
Leonor de Carreto/primera protectora de Sor Juana
PERIODO DE MADUREZ
Sor Juana/ aprendió latín en veinte lecciones
 Ella/ ingresó al convento de las carmelitas descalzas
La rigidez del convento llevó a enfermar a /Sor Juana
Ingresó/ al convento de San Jerónimo
Expresó/ no sentirse atraída por el amor
En 1671/ enfermó de tifus epidémica
Escribió/ su famoso  Neptuno alegórico el cual impresiono a los virreyes
Ella/ realizó experimentos científicos
ULTIMA ETAPA
En 1692/ mueren los amigos y protectores de Sor Juana
Sor Juana/ dejó de escribir en 1693 y se dedicó más a la vida religiosa
Vendió / sus libros e instrumentos musicales y científicos
Colaboró/ cuidando a las monjas del convento que enfermaron
En 1694/ el 17 de abril fallece Juana Inés de Asbaje Ramírez
Ella/ dejo 180 volúmenes de obras selectas, muebles, una imagen de la trinidad y un niño dios
Juana Inés/ fue enterrada el día de su muerte
 




PROYECTO 6

"RECONOCIMIENTO A OTROS PUEBLOS"

PRODUCTO: Tabla comparativa de palabras utilizadas en otros pueblos hispanohablantes.



“escuela secundaria técnica
            109 anahuacalli”

Grado : 2
                       Grupo:f

Profesora:margarita gallardo de la rosa

Integrandes del equipo:
Rodarte  amel   edgar  Eduardo
Lovato  garcia  Luis Rufino
Rosas paz Claudia brenda
Zaragosa calderón  jesus
Torres  perez  Daniel

Alexis  Uriel 









 









PROYECTO 5:

"ECHA A VOLAR TU IMAGINACIÓN"

PRODUCTO: TRANSFORMAR UN CUENTO

VERSIÓN ORIGINAL
El almohadón de plumas                                     Horacio Quiroga
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
-Pst... -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio... poco hay que hacer...
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.
-Pesa mucho  -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.
 
                                        Cuentos de amor de locura y de muerte, 1917

TRANSFORMACIÓN DEL CUENTO

PROYECTO 5:

"ECHA A VOLAR TU IMAGINACIÓN"

PRODUCTO: TRANSFORMAR UN CUENTO

VERSIÓN ORIGINAL

TRANSFORMACIÓN DEL CUENTO

CAPÍTULO 1: ¡YO VI CUANDO MATARON A ESA JOVEN!                   2° “B”

                                 Autores: Cruz Carlos Hernández Álvarez
                                                                                     Carlos Andrés Alvarado Márquez
                                                                               Luis Rodrigo Martínez Tomas
                                                                                 Marco Antonio Padilla Palacios
                                                                              José Antonio Barragán Reyes
                                                                                     Carlos Andrés Alvarado Márquez                                                                                Luis Rodrigo Martínez Tomas                                                                                  Marco Antonio Padilla Palacios
                                                                              José Antonio Barragán Reyes

En la habitación donde sólo alumbra una lámpara incandescente, yo vía aquellas sombras cuando mataron a esa joven; la señora que la mató , le cortó la garganta después de un brutal enfrentamiento y después de eso, le deformó la cara.
En ese momento llamé a mis guardias, pero antes de que llegaran toqué la puerta y después me lanzaron unos disparos que logre esquivar, entonces me vi obligado a tirar la puerta pero en ese momento……
La asesina trataba de escapar por una ventana para legar a un Ferrari Enzo donde logré visitar un millón de euros en joyería y aunque mis hombres la intentaron agarrar ella logró su COMETIDO.
Después de haber pasado todo esto empezamos a buscar pistas del asesinato, pero por más que buscamos: no encontramos nada y eso que divisamos todo, bueno realmente nos faltó un lugar: ¡el sótano! Pues estábamos en el último piso.

Qué sorpresa nos llevamos, mis dos compañeros,  y yo, pues no solo estaba el cadáver de esa joven si no también el cuerpo de 20 millonarios de diferentes países, pero casi no descubría esto que después de verla, la identifiqué esa joven de 20 años se llamaba Naomi, era una asesina profesional. Pero además esa persona era buscada por el FBI y yo tenía el caso pero aun así peor era que esa persona mi hermana….

Ahora me pregunto porque esa señora ¿la mató? ¿Qué había sucedido? Y ¿Quién era esa señora? Bueno mis hombres la están buscando y ahora creo que tengo un nuevo caso pero esta vez es personal…

Qué sorpresa nos llevamos, mis dos compañeros,  y yo, pues no solo estaba el cadáver de esa joven si no también el cuerpo de 20 millonarios de diferentes países, pero casi no descubría esto que después de verla, la identifiqué esa joven de 20 años se llamaba Naomi, era una asesina profesional. Pero además esa persona era buscada por el FBI y yo tenía el caso pero aun así peor era que esa persona mi hermana….
Ahora me pregunto porque esa señora ¿la mató? ¿Qué había sucedido? Y ¿Quién era esa señora? Bueno mis hombres la están buscando y ahora creo que tengo un nuevo caso pero esta vez es personal…
¿FIN?